INMERSIÓN EN LA SELVA

Si... si... Inmersión en la selva. Y lo de inmersión viene como anillo al dedo porque para empezar, acabamos con el agua hasta las rodillas.
Hacia ya días teníamos ganas de salir a ver las tramas con el cazador, pero nos dijeron que era algo complicado porque en la selva había mucha agua y barro y no teníamos el calzado más adecuado.
Por eso, pensaron en un plan B para nosotros, que no ha sido otro que ir a la finca donde la mamá de Manuel tiene plantada la calabaza, caña de azúcar y plátanos.
Pero la misión no ha sido nada sencilla, aunque los paisajes han sido espectaculares. Diariamente la madre de Manuel hace un recorrido de unos 30 minutos a través de la selva para llegar a trabajar en el campo. Hoy el recorrido lo hemos hecho juntos.
Para instalar sus cultivos, los hombres buscan los terrenos más fértiles a lo largo de la selva. Cuando encuentran la zona especialmente fértil, talan la parcela de la selva, quemándola posteriormente (las cenizas sirven como abono). Tras esto, entran en acción las mujeres, que son las encargadas de plantar, limpiar y recoger los frutos obtenidos.
¡Menuda experiencia! Nada más adentrarnos en la selva empezaron a aparecer unos charcos que cada vez eran más extensos y profundos. Y lo cierto era que lo que estábamos pisando no eran charcos sino un río que se había desbordado debido a las intensas lluvia de la noche anterior.
No caben más explicaciones... Disfrutad de las imágenes de la impresionante experiencia vivida atravesando esta inmensa selva de Guinea Ecuatorial. Eso si, nos guardamos lo mejor para otro momento: ¡los videos! ¡quién ha visto a la yaya y quien la ve!
PD: Y ya vamos recogiendo que ya veis las horas que son y hay que dormir, os seguiremos mandando cosillas de las atrasadas si la logística lo permite.